Repasando caras y situaciones ninguno de nosotros tuvo carácter, hemos sido tan huérfanos de carácter como las tonadas de Lennon & McCartney, ¿hay algo más soso en política que ese personaje nacido de los medios, como los Beatles, Luis Carlos Galán?
¿Qué es entonces, el carácter? ¿Qué no lo es?
No es carácter el seguir a la mayoría, ni el creer lo que dicen los muchos. Estar en ocasiones en contra siembra en la persona un principio o simiente de carácter. Estar siempre convirtiéndose a la religión de moda, llámese reguetón o música de despecho es típico de personalidad sin carácter. La autenticidad de la era que vivimos es inversamente proporcional al número de varones que usa el patético pantalon ajustado en la pantorrilla. Esa pierna apretada es ante todo poco viril, y sin embargo es una religión y todos lo que así la llevan creen cumplir con un canon de estilo y tener carisma.
De la incierta comunidad generacional en mi ciudad natal me considero uno de los más notorios en su penuria de carácter. El vacío de autenticidad era llenado por la presunción. Presumía de intelectual, pero ser tal en mi caso era casi equivalente a la complacencia en las bebidas espirituosas y al perorar bajo su influencia. En la euforia alcoholica creemos que aflora carácter, personalidad. Lo más necio era que no faltaban algunos que me reconocían competencias críticas y dialécticas.
Flojera, falta de carácter
Se atribuye a grandes mujeres y hombres de renombre histórico la posesión de una cosa llamada carácter; Y, hoy?¿ Es muestra de carácter la mamada de Mónica Lewinsky (se hace +enfasis en la parte activa del acto pero igual de necio fue el participante pasivo) ? ¿Es carácter lo que hoy nos hace falta en la civilización global/digital?
Consecuencia del carácter personal definido es la coherencia de la conducta. Otro presidente norteamericano incoherente fue Bush: desesperado por un papel distinto al de víctima de una feroz retaliación del Islam, plantó la mentira de las armas de destrucción masiva de Irak como justificación de una de las guerras más estúpidas de esta era.
El desfalco masivo internacional, el super delito de esta era,tiene como terreno abonado la falta de carácter de cientos de burócratas y tecnócratas que lo acolitan, propician, disimulan y gestionan. Es el suyo un carácter maleable que no puede decir que no a los obsequios y prebendas ofrecidas por las redes del desfalco internacional (muchas disfrazadas de aseguradoras de salud pública). La flojera es la virtud de estas élites incoherentes con sus títulos y con la confianza que el público les concede.
Sí, a la falta de carácter el vulgo llama flojera. Son gente moralmente pichafloja. Son almas que como el agua toman la forma del recipiente que las contiene.
El carácter laxo y pichafloja también es parte del arte y la literatura. La lectura no se hizo para los flojos y volátiles, que en esta era son el grueso de los funcionarios editoriales que deben exigirle a los manuscritos eso, carácter, personalidad, temple, autenticidad. Donde hay carácter hay autenticidad, y viceversa.Gay Talese es original, quienes lo copian son facsímiles con tanto carácter como una mosca.
En mi caso, la sobreprotección en todas las etapas borró cualquier chance de que se formara el carácter necesario para mi desarrollo como escritor/lector. Este se desarrolla al calor de los retos (problemas) que nos son propuestos por la vida misma. El carácter nace con el sentirse aludido por el reto, sea el que sea. Parece una condición humana universal: sentir un llamado, un impulso de recrear las cosas, en frente de la dificultad (sin ir más lejos en esto reside la función formativa de los deportes en la escuela).
En buena medida el carácter se forma diciendo NO. Los firmes y ciertos en literatura tiene una fase en que contradicen. Desafían a las vacas sagradas, disputan con los pares y van a contracorriente. Los flojos son complacientes con todos, reverentes con el canon, son prontos para encontrar maestros. Tal vez, por ese motivo, se les facilitan las gestiones, publican gustosos a ese ser inocuo y fellz, que, precisamente será una buena persona pero nunca maestro. Un editor de Nueva York en los años veinte del siglo pasado consideró su función hacer más dóciles a los difíciles y ásperos, los Hemingway y los Thomas Wolfe (le hizo capar la mitad de un manuscrito de mil páginas). La gente con carácter que necesitamos en esta era es la que ama los problemas y desespera de la zona de confort.
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