¿Se puede culpar a un hombre de querer entender su situación? Oscura situación por cierto. Sigue el intento de acotar una zona de sentido en medio del caos, queda arrojada la palabreja.
Colombia se
entenderá en la medida en que se establezca el carácter actual del crimen.
Juega un papel central en nuestro caos. Como si un evangelio del crimen se hubiera
esparcido por todos los estamentos de la sociedad colombiana. El crimen clásico
consideraba que la decencia y las instituciones eran condiciones de su
existencia; el crimen actual busca vaciar la institucionalidad y convertirla en
un simulacro que imparta la bendición a sus disfraces (la “empresa”, la “libre
empresa” es uno de ellos). En Suiza, recientemente, han tenido que vérselas con
un banco travesti que fue instrumento voluntario para las especulaciones
ilegales de un entramado originado en uno de esos mini-estados árabes. Este
tipo de crimen supera cualquier fantasía de los mafiosos clásicos
norteamericanos, y está rampante en Colombia. Este “nuevo crimen” o neo-crimen
ya tiene su adn dentro del sistema bancario colombiano e internacional. Traficar
con la confianza pública es un crimen nuevo. Lo estrenaron en Estados Unidos en
2008 cuando estalló la burbuja de la hipotecas chatarra que fue posible gracias
a que los banqueros decidieron aprovecharse de la confianza en ellos depositada
por la sociedad civil. Luego el carismático Barack Obama amortizó las pérdidas
con dinero de los ciudadanos norteamericanos y los bancos que traficaron en hipotecas
basura quedaron prácticamente impunes. De esto es lo que hablo; “esto” es el
contexto en que surge la figura de Gustavo Petro, y explica porque sufre el
matoneo de los agentes de estos intereses.
La lógica
criminal de los bancos que se lucraron de la crisis de las hipotecas basura es
la misma de las epe-eses del sistema de salud en Colombia y Gustavo Petro ha
tenido la osadía de atravesarse en su camino. Estas aseguradoras o epe-eses son
enemigos jurados del Mandatario, peores incluso que enemigos manifiestos como
la “periodista” Vicky la equívoca senadora Cabal. El periodismo estilo Vicky y
los políticos estilo Cabal han sido cooptados desde hace años por estas
empresas cleptócratas, tan afines a la cultura criminal de los bancos
norteamericanos y europeos. Es la misma “coalición” que derrocó a Castillo en
Perú y que apoya el acoso al régimen popular en Bolivia. Saben lo que está
haciendo. Y son apoyados por el crimen más plebe, el crimen de las economía
ilegales del oro, la madera y otras especies en los territorios y que continúa con su negocio de exportación
masiva de cocaína. También son aliados ahí las redes de extorsión que operan
desde las cárceles y la rosca incrustada en la fiscalía general denunciada por
el super periodista Gonzalo Guillén. Estos actores de la delincuencia han
celebrado conferencias de las cuales emana la consigna de detener a Gustavo Petro
antes de que comience a hacerles daño real.
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