Una perversión
a medias es peor que un crimen entero…el patrón de collage en La rebelión de
los oficios inútiles se queda en mecanismo gratuito, no trasciende cierto
designio manipulador, es insincero. Es, sin embargo, un texto premiado. No es
un premio importante. ¿O sí? El premio de novela del diario bonaerense Clarín,
entre los tan cuestionados premios, no suena como el super-importante. En
Colombia, hervidero de entusiastas no ha habido mucha fiesta por este premio,
en un país pronto siempre a festejar los “logros” de sus nativos en el exterior.
Las novelas
premiadas están quizás más obligadas a ser novelas. Tienen que empezar por ser
relatos. El premiado autor tiene que entendérsela con ese esquema diacrónico,
se presume que tiene sensibilidad al desarrollo lineal de una “acción”, la “praxis”
de la Poética de Aristóteles. ¿Cómo explica que este libro carezca de la libido
épica y sea un apilamiento sordo de referencias sin fábula?
Lo que nos
arrastra en la existencia, la conciencia, es fundamentalmente narradora,
fatalmente establece nexos entre momentos, el ritual de la historia narrada surge
de este proceso. Y al narrar su “fábula”, la conciencia narra sus objetos, su
mundo, lo desdobla. Este libro premiado evade todo el tiempo este proceso y el
resultado es que no asoma en él ninguna conciencia con la que el lector
dialogue. Al no desdoblar sus referencias en narración no construye relato.
En referencia
obvia se quedan los ocupantes desesperados de un lote de tierra, el premiado
Daniel Ferreira les ofrece apenas su manía de la frase por la frase, su opción
gratuita por el ciego expresionismo de su texto, nunca llega a calar la verdad
de la invasión y de sus héroes. No penetra el tema, no es un topo de su tema.
El vacío narrativo,
la manipulación sorda, la gratuidad y la truculencia del texto son evidentes en
enunciados como:
“…mañanas
cuando entendemos lo que significa que el hombre es lobo para el hombre, esas
tardes en que constatamos que no existen las bestias, que el hombre es la única
bestia, frenética, abusiva, parásita, sedienta de sangre…” p. 139
“…estaba
completamente absorbido, asimilado y exudado por los existencialistas de
Francia, por Sartre y Camus, mi maestro, Albert Camus, el modelo exacto
(pleonasmo) de lo que debe ser un escritor, si es que un escritor debe ser algo
en este mundo…” p. 137
“Cuando empieza
a sentirse embotado por el humo y el hedor a tabaco mil veces fumado, sale de
aquel moridero con la chaqueta cundida de alquitrán y el vómito rasposo y
atragantado en el esófago” p. 162
“Sin mediar
palabra, los gorilas le asestan puñetazos en el estómago y la mandíbula. El
trata de defenderse, pero uno de los gorilas ya le retuerce el brazo empuñado con
una llave de lucha grecorromana y el otro le lanza puños en el estómago” p. 163
“Ese mismo día conoció al cubano. Al día
siguiente salió rumbo a La Florida en ese Ford negro como el vestido satinado
de la puta, como el corazón de Laura Litri; negro, como Manhattan, negro como
su ojo izquierdo hinchado por los puñetazos.”
El chiste es
que Daniel Ferreira, el autor, alega que este texto es parte de una “pentalogía”.
Buen chiste.